Hoy hablamos con nuestra compañera Beatriz sobre la experiencia de los intercambios para los alumnos.
- Hola Beatriz, ¿qué beneficios aporta a los chavales ir de intercambio con el colegio?
Creo que cuando eres adolescente siempre tienes ese miedo a lo desconocido, a no saber desenvolverte bien en lugares nuevos. En mi caso mi familia siempre me animó a viajar, a vivir fuera de mi país, y creo que es una de las mejores experiencia que se pueden tener. Los intercambios les aportan mucho, no solo a nivel formativo, sino a nivel personal. Les ayuda a conocerse a si mismos. Personalmente creo que son todo beneficios, aprenden otra cultura, lo que engloba, su gastronomía, literatura, cine, etc. Además estando fuera se dan cuenta de la cantidad de gente buena que hay en el mundo con ganas de compartir sus vivencias. Y sobre todo aprenden a valorar lo que tienen en casa.
- ¿A qué edad aconsejas que vayan?
La edad depende del tiempo que lleven con el aprendizaje de la lengua. En el caso del francés, los alumnos llevan menos tiempo dándolo, por lo que en el último intercambio iban menos seguros, pero al final saben desenvolverse bastante bien y hasta ellos mismos se sorprenden. Si tengo que decir una edad, sería alrededor de los 14 años.
- ¿Cómo preparáis el viaje en clase con los alumnos?
El tema de preparar el viaje en clase este año ha sido distinto. Es mi segundo año en el colegio y yo no conocía a los alumnos dado que imparto clase en Primaria. Sin embargo, en cuanto supe que iba yo, me puse manos a la obra. Les contacté bastantes veces y quedé con ellos para conocernos. Creo que era indispensable para que estuvieran tranquilos y que me preguntaran todas las dudas que les surgieran. Quería que fueran preparados y que pensaran que no es un viaje de fin de curso al que van a pasárselo bien y despedirse de una etapa. Es un viaje en el que también disfrutas, pero es completamente cultural y enriquecedor. Les hice saber que iba a haber momentos en los que deberían de superarse a si mismos, pero precisamente es eso lo que a mí, en particular, me atrae de los intercambios. También es importante tener un contacto directo con las familias para resolver posibles dudas.
- Durante el viaje, ¿qué es lo mejor y lo peor para ti como profesora de esta experiencia?
Lo peor para mí, la presión y la responsabilidad. Estás fuera del colegio, fuera de la zona de confort, pero no dejas de llevar a unos chicos y chicas de los que tienes que estar pendiente y quieres que todo salga bien. Lo mejor, sin lugar a dudas y como buena filóloga, el aprendizaje de cosas nuevas del idioma. Un idioma nunca se acaba de aprender y por eso adoro ir a Francia o a cualquier país francófono, libreta en mano, para seguir aprendiendo que es lo que realmente me motiva.
- ¿Tienes alguna anécdota divertida de tu último viaje a Francia?
Anécdotas siempre hay, por supuesto. Hubo una con la que nos reímos mucho y que creo que les sirvió para aprender. Uno de los alumnos escuchó la palabra “cannard” (pato), y al decirla y usarla dijo “connard” sin darse cuenta que dicha palabra es una palabrota jaja. En fin, cosas que quedan en el recuerdo y que por supuesto, al aprender con el corazón y la emoción, nunca se te olvidan. y ese es otro aprendizaje y consejo que doy cuando haces un intercambio.
Por último, decirte que por supuesto, las familias que acogieron a los chicos, fueron fabulosas. No pudimos estar mejor y seguir en contacto con ellos de ahora en adelante es un regalo que nos deja este precioso viaje al norte de Francia o como dicen ellos, Chez les Ch’tis.
Nos vemos por los pasillos 😉
#IlusiónPorEnseñar